9/8/11

Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños


Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.12.14.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial. ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Reflexión del Santo Evangelio
La palabra “un Hijo es una Bendición de Dios” deberíamos tomarla muy en serio, el evangelio de hoy nos enseña el valor que tiene para Dios los niños, a tal punto que nos dice que si queremos entrar al Reino de los Cielos debemos volvernos como niños. - Pero por que como niños?
Un niño al nacer solo trae el pecado original cuando fue concebido por sus padres, pecado que con el bautizo es borrado y queda limpio como el algodón, queda sin maldad, envidia, odio, rencor, resentimiento, egoísmo, sed de venganza esta libre de todo lo que estamos llenos los adultos. Un niño solo es ternura y amor es por eso que para Dios son el modelo perfecto a imitar para poder subir al cielo.

La pregunta que debemos hacernos es: estamos siendo unos buenos modelos para nuestros hijos? estamos garantizando que esa obra de Dios tan perfecta que nos ha entregado como son los niños continúe? O por el contrario esa bendición recibida de los hijos se nos está perdiendo en nuestras manos, por ser unos malos modelos o malos ejemplos para nuestros hijos; cuando tengamos que subir a darle cuentas a Dios él nos reclamara por lo que hicimos con los niños que nos entregó por que la voluntad de Dios aquí en la tierra era “el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños”.

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