14/5/12

Parábola del Sembrador Lucas 8, 4-8

Quien tenga oídos para oír, que oiga


Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción: "Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar semillas.  Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento."  Y decía: "Quien tenga oídos para oír, que oiga."

Reflexión: La parábola del sembrador, es quizás la palabra de Dios, que interpretada a la luz del espíritu santo, nos puede hacer reflexionar  en cuanto a la forma más fácil de saber cuanto hemos dejado a Dios sembrar su semilla en nuestro corazón y el alma, y en que estado esta semilla actualmente:

En el primer estado: No tenemos la semilla de la palabra de Dios es nuestros corazones por que la semilla cayo a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron, cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto.
Esto sucede cuando sabemos que Dios existe y debemos seguirle, pero nuestras ocupaciones del mundo, nos absorben. Y no nos permiten entender que lo del mundo como las cosas materiales y apegos se acaban por que no son eternos.

En el segundo estado: Tenemos la semilla de Dios en nuestro corazón por que es tierra buena y, esta creciendo, desarrollándose, y dando frutos al treinta, sesenta, o quizás al ciento por ciento."En este estado ya nos hemos dado cuenta, que el mundo, la carne y todas sus cosas son pasajeras; todo esto pertenece al reino de satanás. Lo único que es eterno y por lo que hay que luchar son las cosas espirituales que son del alma y esta pertenece a Dios y su reino. 

Si estamos en el primer estado donde la semilla de Dios no ha dado fruto, hemos escogido las tinieblas, por la luz, la maldición por la bendición, estamos andando por los caminos del mal, rechazando los caminos del bien. Hemos renunciado a Dios como nuestro señor. Hemos aceptado a Satanás como sembrador aquí en la tierra. Y al final para la vida eterna, desde la tierra ya estamos rechazando el cielo y acercándonos cada vez más al infierno. Pero mientras estamos vivos podemos cambiar del sembrador satanás, y buscar las semillas dadas por Dios. No podemos perder más tiempo.

Si estamos en el segundo estado, donde hemos aceptado la semilla de Dios en nuestra vida, y estamos dando fruto, no podemos desfallecer, recordamos que una semilla, para convertirse en planta y dar frutos, debe estar diariamente regada y cuidada, de lo contrario la semilla puede germinar, pero no llegara muy lejos si el sembrador no la cuida. Si ya estamos dando un fruto al 30% o más, recordemos que debemos llegar a dar el 100%. Y los que están dando el 100% deben mantenerse y ayudar a los que todavía no tienen la semilla de Dios en sus corazones y el alma, o ya lo encontraron y vienen subiendo en el amor y entrega total de su alma y espíritu a Dios.

No hay comentarios: